En sueños nos encontraremos

–¿Qué te parece si jugamos a algo? –dijo María. –¡Sí, sí! ¿Aqué jugamos? –preguntó Zoe, entusiasmada, mientras correteaba con su perro, Remo, alrededor de su madre. –¿Quieres que intentemos encontrar en el bosque los mensajes que te ayuden a comprender y superar tu miedo? –¡Vale! –dijo Zoe, con una pícara sonrisa en su cara pecosa. Las dos caminaron por el bosque un buen rato, observando y sintiendo todo lo que veían, escuchaban u olían a su alrededor. Zoe se detuvo un momento a contemplar ensimismada, con sus luminosos ojos color miel, cómo caían ligeras, despistadas, sin esfuerzo, las hojas de los árboles. Se dio cuenta de que le estaban enseñando a soltarse sin miedo, con la confianza de que había llegado el momento de hacerlo. Zoe sintió que, para aquellas sencillas hojas, las ramas de donde se sujetaban eran como la mano de su mamá y, sin embargo, se desprendían sin resistencia. 9

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