En sueños nos encontraremos

Zoe respondió con cara de sorpresa y los ojos muy abiertos al contemplar a la mariposa: –¡Es verdad! Salió de su cuna cómoda y calentita con valentía para poder volar de flor en flor. –Así es, hija– dijo María, mientras abrazaba a Zoe con ternura. –Tengo frío, mamá. ¿Volvemos a casa? –Claro. Vamos a buscar a Remo y regresemos. Zoe, María y su perro volvieron a casa. Pasaron una tranquila tarde cerca de la chimenea y tras cenar, Zoe fue a la cama para dormir. Como siempre, mamá y papá fueron a darle las buenas noches a su dormitorio. Zoe esperaba en la cama mientras contemplaba la luna, que parecía mirarla con expresión taciturna desde la ventana. María y el padre de Zoe, David, se sentaron cada uno a un lado de la cama de su hija. 21

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